Es importante implicar al enfermo (cuando este es capaz de comprenderlo), de lo positivo que es realizar las actividades que le propongan, para que se encuentre en sus máximas facultades durante mucho tiempo.
A continuación, planteamos una serie de propuestas a tener en cuenta, a aplicar en función de las capacidades del enfermo:
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Colocar calendarios y relojes en su domicilio.
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Hablar sobre la época en la que estamos o las fiestas que se acercan, para estimular la orientación.
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Tener siempre a mano lápiz y papel, para que pueda anotar todo lo que deba recordar.
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Dejar los objetos de uso diario, siempre en el mismo sitio (gafas, llaves…).
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Comprar un pastillero para que tome adecuadamente la medicación.
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Leer todos los días el periódico o revistas.
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Elaborar un diario.
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Hacer sopas de letras, crucigramas…
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Realizar actividades de cálculo y problemas matemáticos.
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Hacer ejercicios en los que tenga que buscar letras o números, para trabajar la atención.
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Resolver adivinanzas.
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Pedirle que denomine categorías de objetos: frutas, árboles, animales…
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Para trabajar las destrezas manuales, le pediremos que recorte, que realice dibujos, que pinte…
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Intentar que escriba o que copie palabras.
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Mira álbumes de fotos y comentarlos juntos.
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Intentar que colabore en las tareas del hogar, aunque sea con actividades muy sencillas.
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Mantener las actividades sociales y familiares.
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Ocupar su tiempo libre.