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Hay que asegurarse de que cuando el enfermo se acuesta se encuentra bien. Puede ser necesario dale algún calmante, pero siempre bajo prescripción médica.
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Intentar identificar posibles problemas relacionados con su estado de ánimo. La depresión suele alterar el sueño.
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Limitar las siestas todo lo que sea posible.
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Es bueno tomar leche caliente o hierbas antes de acostarse para relajarse.
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Acostumbrar al paciente a que vaya al lavabo antes de ir a dormir.
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Dejar una pequeña luz encendida para que se pueda orientar si se despierta.